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Escultura de la virgen niña y su proceso de intervención

Solapas secundarias

Iconografía de la virgen niña


La virgen niña del Museo Histórico de Yerbas Buenas es una figura de bulto, pequeña, con carnaciones en rostro y manos. Su ropa es de brocado rosado, y está bordada con hilo dorado.

Su capa es de un rosado casi blanco, como signo de su "decencia", concepto que en el siglo XVIII se refería a la policromía y vestuario de las esculturas.

De este vínculo se generó un proceso de privatización de estas representaciones, pues su decoro dependía del cuidado que recibiera (Zamorano, 2010).

La virgen niña estuvo por mucho tiempo en una capilla privada, en donde debió funcionar como elemento didáctico en la educación de las menores (Valdivieso, 2008).

Sobre la vida de María en su infancia, hay menciones en los evangelios apócrifos y algunos textos medievales. En estas fuentes se señala que san Joaquín y santa Ana llevaron a su hija María al templo a los 3 años para consagrarla a Dios.

Este relato llegó al siglo XVII como una leyenda aceptada como cierta, pero no fue validada por la institución religiosa.

El pintor español Francisco de Zurbarán la representó en variadas escenas familiares. En el mismo siglo, la literatura mística española tomó la figura de la virgen niña como un modelo de piedad e inspiración. La escritora española sor María de Águeda se encargó de difundirla entre las religiosas y devotas.

La iconografía del rostro de la virgen niña es siempre muy similar: con grandes ojos fijos, nariz rectilínea, orejas sintéticas y labios cerrados. No hay señales de estados de ánimo distintivos, sino sutiles gestos que apenas indican cambios.

Los colores más utilizados en sus ropas son el amarillo, blanco, azul o rosa claro, y normalmente está cubierta con un manto azul decorado (Schenone, 2008: 142-144).

De acuerdo a esta descripción, la virgen niña de Yerbas Buenas no presenta ningún rasgo sobresaliente o único. Para el experto en arte colonial Rolando Báez, la característica más importante es su factura, que la inserta dentro del arte popular americano, probablemente quiteño o chileno.

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